Entrevista a Raidell Avello, profesor de Tecnología Educativa en la U. de Cienfuegos
Raidell Avello Martínez, es profesor titular del departamento de tecnología educativa de la Universidad de Cienfuegos, Cuba, miembro del consejo científico universitario, coordinador del grupo de investigación sobre tecnologías emergentes para el aprendizaje y editor adjunto de la Revista de Educación a Distancia de la Universidad de Murcia.
Muy bien, antes de entrar en otras preguntas más específicas me gustaría que me resumiera ¿qué se entiende por educación hibrida?
La educación híbrida no es más que una metodología de enseñanza-aprendizaje que combina el modelo presencial con el uso de las TIC y en especial con la educación en línea, brindando la oportunidad al estudiante de acceder a la docencia y la información de la forma más conveniente para él, posibilitando una mayor personalización a su aprendizaje.
¿Fue la educación híbrida la solución de su institución ante la pandemia para darle continuidad a la docencia?
Antes de la llegada de la pandemia, la Educación Superior cubana ya contaba con un grupo de recursos y servicios tecnológicos que habían estado en crecimiento en los últimos años, sobre todo en las opciones y capacidades de conectividad, aunque menos en la infraestructura de cómputo. A su vez, también se brindaban oportunidades de formación dirigidas a los docentes para la introducción de las TIC en el proceso de enseñanza-aprendizaje, pero este no fue suficiente, era muy estratificado, y su evaluación, fundamentalmente, estaba orientada a medir metas y números para la evaluación institucional o de carreras, pero no como un proceso verdadero de crecimiento profesional.
Todas estas carencias se evidenciaron en la pandemia, cuando hubo que asumir una educación remota a distancia de emergencia, no fue un modelo híbrido categóricamente. En nuestra institución se buscaron alternativas como el uso intensivo de la plataforma Moodle con apoyo gubernamental de acceso gratuito, pero esto no fue suficiente, puesto que había estudiantes (y profesores, aunque menos) vulnerables que no contaban con dispositivos para conectarse, y algunos no contaban tampoco con computadoras. Entonces se repartieron documentos digitales e impresos por los municipios, en centros de cómputo de los barrios (Joven Club de Computación) y bibliotecas para que los estudiantes fueran allí a copiarlos y palear así, un poco, esta brecha de acceso.
O sea, que a pesar de que la tecnología jugó un papel importante (aunque algo caótico), de lo cual hubo muchos aprendizajes, también surgieron muchas alertas sobre desigualdades, estudiantes con vulnerabilidades, falta de equipamiento, falta de preparación de los docentes y estudiantes para el uso efectivo de las TIC.
Luego del retorno a la normalidad, sí estamos más cerca de un aprendizaje híbrido, y creo que hacia ese modelo están apuntando las acciones como el incremento de programas de formación de los docentes, inversiones en conectividad, incremento en la producción de contenidos digitales, etc. Aunque, se aprecia un ligero retorno a la comodidad de la educación presencial, puesto que, indudablemente, la educación en línea requiere mucho más esfuerzo de los docentes, si se quiere hacer con calidad.
Además, todavía los precios y las ofertas de conexión, a nivel personal, son altos, si bien han ido disminuyendo progresivamente, sigue siendo un importante hándicap para asumir la educación híbrida en toda su dimensión.
¿Cuál es el estado de la tecnología educativa y la educación híbrida en la UCF?
La Universidad cuenta con un departamento que se dedica a gestionar todo lo que tiene que ver con las tecnologías y su relación con el proceso de formación, por ejemplo, la gestión de los laboratorios de computación, la instalación y creación de software, la producción de materiales digitales, la capacitación de los docentes y estudiantes para el uso de las tecnologías, entre otras funciones.
Por otra parte, existen exigencias, desde antes de la pandemia, sobre el mantenimiento y montaje de todas las asignaturas de las carreras en la plataforma Moodle, actividad que es responsabilidad del profesor, pero que no siempre se asume con la importancia necesaria, lo cual también se evidenció en la pandemia, en lo que el departamento trata de incidir con talleres, conferencias y programas dirigidos a los docentes.
En Cuba, desde hace muchos años impera el modelo Semi-presencial en la mayoría de las carreras, que es una modalidad que en su definición tiene muchos puntos de contacto con la educación híbrida, por lo cual podríamos pensar que estamos avanzados en este sentido, sin embargo, cuando profundizamos en el uso de las TIC en el proceso docente, y en especial la educación en línea, todavía existen muchas lagunas y usos inadecuados e ineficientes de la tecnología, tanto desde el punto de técnico como pedagógico.
¿Cuáles son los retos de la educación híbrida en la institución, el país y la región?
Para que la educación híbrida marche bien es necesario reducir la brecha digital en el alumnado en mayor medida, pero también en los docentes. No solo en el acceso a las herramientas y la conectividad, sino en las capacidades digitales en todas esferas sustantivas de la educación superior, la formación, la investigación y la extensión universitaria.
Todos los actores de la universidad tienen que contar con las habilidades adecuadas para impartir formación en línea. Esto supone, por ejemplo, entender el entorno digital, dominar las metodologías más eficientes basadas en la evidencia científica, dominar softwares específicos y comunicarse adecuadamente en Internet.
En este contexto, la educación híbrida supone dar continuidad al trabajo y los logros del aprendizaje a distancia dejados por la gestión de la pandemia, pero sin renunciar a las ventajas de ir presencialmente a clase, con el objetivo de sacar el mejor provecho a ambos entornos y lograr impartir la mejor docencia posible.
Otro de los retos que se presenta, son las analíticas del aprendizaje, fruto de la gran acumulación de datos de nuestros estudiantes, de los cuales se pueden extraer numerosas pistas y conocimientos para perfeccionar su aprendizaje, pero requiere igualmente una formación de parte todos los actores universitarios para usar esta información de manera adecuada, ética, transparente y sin violar los derechos y privacidad de quienes aportan los datos, que en primera instancia son los estudiantes.
Por último, y no menos importante es el desarrollo alcanzado por la inteligencia artificial y su inminente profundo impacto en la educación, en especial los sistemas de lenguajes a gran escala como el reciente ChatGPT, el cual está en el centro del debate de la investigación educativa en estos días, puesto que hay más interrogantes que soluciones, por ejemplo, cómo enfrentar el proceso de evaluación, sobre todo del trabajo independiente de los estudiantes, entre otras distorsiones que traerá esta tecnología y de la cual no podemos escapar, pues está al alcance de “todos”.
Juana María Brito
Universidad de Cienfuegos