El aprendizaje de la escuela: tradición del pasado y desafío para el futuro
La escuela no ha sido el único espacio de enseñanza. Las Iglesias, los caminos, las plazas, los teatros, los cafés y las tabernas, las ciudades y la calle en general han sido espacios donde el público podía acudir y acudía de hecho a oír sermones, a escuhar a los líderes, a conversar con los otros, a contemplar espectáculos, a participar en manifestaciones y procesiones, a peregrinar y "aprender con los pies", mientras se recorrían caminos. Los maestros de la sociedad no han sido solamente los profesores, también lo fueron los confesores, los predicadores, los juglares, los lectores públicos, los intelectuales, los líderes sociales, los periodistas y los tertulianos. Todos ellos tuvieron una particular influencia en la conducta, en la mentalidad de la gente y la expansión del conocimiento.
Aprender fuera de la escuela no es folklore del pasado, es una realidad presente y desafío para el futuro. Hoy la antiescuela se multiplica en Estados Unidos, en Canadá y en Inglaterra. Existen más de dos millones de niños que no asisten a la escuela, no por irresponsabilidad de sus padres o porque no quieran aprender sino porque no quieren hacerlo en una escuela. Actualmente la formación continua no está en manos de los académicos sino de los profesionales de cada rama laboral y de las empresas. Por eso, conocer lo que ha sido y es el aprendizaje de la escuela puede servirnos no solamente para recordar la práctica educativa del pasado, sino para adivinar lo que pueda ser en el futuro.