La máquina de la educación. Preguntas y respuestas sobre el sistema educativo
Muchos españoles piensan que el sistema educativo que tenemos deja mucho que desear. Que son numerosos los alumnos que aprenden poco, llegan mal preparados a la universidad o al mundo del empleo, se desinteresan de la cultura y de los estudios, se expresan mal por escrito o de palabra, rechazan el esfuerzo, se comportan socialmente de modo inadecuado, etc. Y culpan obviamente a la escuela y a las sucesivas reformas educativas de este estado de cosas. Lamentan, por lo que han oído y ven, que nuestro país siga siempre a la zaga de los países desarrollados en materia de escolarización. Y culpan particularmente a los políticos de que no acierten en tema tan transcendental y de que, por el contrario, permanezcan uncidos a discusiones ideológicas, propensiones nacionalistas, reproches a lo anterior y, lo más grave, falta de acuerdo.
Los profesores de secundaria se quejan de cómo vienen preparados los alumnos de la escuela primaria y los de la universidad se quejan de los unos y de los otros. Nadie o muy pocos parecen estar contentos con el funcionamiento de esta "máquina de la educación" que aquí tenemos, catalogada frecuentemente de defectuosa, renqueante e ineficaz. Las preguntas que los españoles se hacen al respecto son variadas, que aluden generalmente a los puntos que la presente publicación, "La máquina de la educación. Preguntas y respuestas sobre el sistema educativo", ha seleccionado con el ánimo de desbrozar el complejo proceder de nuestras instituciones educativas públicas y privadas, situar a éstas en una perspectiva internacional y buscar para ellas posibles cauces de mejora.
ÍNDICE
1. Presentando las preguntas
2. ¿Un contexto convulsionado?
3. ¿Una historia de lamentables retardos?
4. ¿Diecisiete sistemas educativos?
5. ¿Una administración competente?
6. ¿Una estructura adecuada?
7. ¿Unos resultados insatisfactorios?
8. ¿Un profesorado en buena forma?
9. ¿Faltan medios?
10. ¿Un funcionamiento inapropiado?
11. Completando las respuestas