Entrevista a Mariano Jabonero, Secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos

Mariano Jabonero es pedagogo y experto en política de cooperación educativa, cultural y científica en Iberoamérica. Desde el año 2018, es secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), por elección unánime de los gobiernos de veintitrés países miembros de esta organización. Además de su experiencia como profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense, ha desarrollado actividades de alta dirección en el Ministerio de Educación español, así como varios trabajos de consultor en organismos internacionales en todos los países iberoamericanos.

Nos recibe amablemente en la Sala Andrés Bello de la OEI, donde se reunieron recientemente ministros y responsables de educación de los países iberoamericanos. Recuerda como los símbolos son importantes en las relaciones internacionales, que deben de combinar mitad afecto y mitad razones, en una comunidad tan grande y tan diversa como la iberoamericana. Y en este contexto, entramos a fondo en cuestiones de política educativa.

¿Cómo valora los recientes resultados de PISA?

Una cuestión previa es recordar lo que PISA evalúa y no evalúa. PISA no evalúa docentes, ni centros ni sistemas educativos. PISA evalúa solamente, que no es poco, las competencias de chicos y chicas de 15 años en matemáticas, lengua y ciencia. También, que PISA se ha convertido en el instrumento periodístico y político de moda, utilizado en países y por diferentes actores para argumentar lo que mejor conviene a sus intereses.

El último PISA ha puesto de manifiesto, en primer lugar, que ha habido unos resultados que no han sido satisfactorios y era previsible que fuera así, debido, según mi opinión, al efecto fundamentalmente de la pandemia generada por el covid-19. Este efecto coyuntural se ha unido a la baja inversión educativa que, en general, ha disminuido en los últimos años. En el caso de América Latina, antes de PISA, la inversión en educación llegó a ser, según el Banco Mundial, del 5,2% del PIB, siendo la región que de media invertía más en el mundo de la educación, pasando hoy a estar un poco por encima del 1%.

Hay que considerar, además, que la distribución es irregular. En el caso de Iberoamérica, con un resultado por debajo de la media de la OCDE en general. Sólo dos países, Panamá y República dominicana, han tenido una pequeña mejora. En el caso de España, hay diferencias notables entre comunidades autónomas y las explicaciones tardías e injustificadas pretenden atribuir estos fracasos a la influencia de los movimientos de población, o a la utilización de los móviles en la escuela.

¿Qué elementos de sistema cree que son importantes para conseguir buenos resultados en el desarrollo de competencias educativas? o, como mínimo, ¿en las competencias que mide PISA?

Aunque no hay una fórmula mágica que sirva para todos, identifico dos elementos fundamentales.

Por un parte, la actuación de los directivos y líderes pedagógicos, que es el segundo factor, después del profesorado, que más incide en la calidad de la educación, como reconocían todos los responsables políticos en la reciente reunión. Hay centros educativos donde hay una escasa capacidad de liderazgo, con débil nivel de dirección y gestión.

Por otra parte, los retos de la inclusión educativa en contextos donde la población educativa escolar es cada vez más diversa. Este factor de enriquecimiento reconocido no siempre ha venido acompañado de políticas y recursos para aprovechar sus fortalezas y evitar sus efectos negativos.

No podemos olvidar, por último, otros factores como la estructura del profesorado (envejecimiento de plantillas) o la formación docente siempre mejorable. Asimismo, cuestiones estructurales, como pueda ser la deseable jornada escolar completa, que siempre genera polémica.

En el caso español, la presión está en restringir la jornada escolar: menos jornadas lectivas, jornadas más cortas o la jornada única. Y olvidamos ejemplos, como el de Portugal, país que más ha mejorado en los resultados PISA desde el año 2000, donde se practica la extensión de la jornada escolar por la que los estudiantes están más tiempo en la escuela y más tiempo con actividades lectivas, medida que registra una aceptación social amplísima. Digo social, no educativa, porque los padres y las madres disponen también de más tiempo para sus actividades personales y laborales, y sus hijos reciben más y mejor atención educativa: no obstante, los intereses gremiales.

En este sentido, es importante conocer y profundizar en las buenas prácticas de otros sistemas educativos y en los temas y políticas que se identifican por sus resultados positivos; cabe, en todo caso, analizar el porqué de sus efectos satisfactorios y el rol que en ellos tienen todos los actores: directivos, profesorado, características de los estudiantes, implicación de la familia, entre otros.

¿En la línea de las propuestas anteriores, ¿qué otras herramientas podrían los sistemas educativos poner en marcha de cara a promover cambios que ayuden a mejorar los resultados educativos?

Yo creo que hay dos o tres muy importantes. Uno de ellos ya lo he comentado y se refiere a que el centro educativo tenga un liderazgo académico e institucional mucho más fuerte. También es importante trabajar las políticas públicas a partir de la evidencia y no de la ocurrencia. Y, lamentablemente, hay mucha ocurrencia por medio, especialmente en los últimos años.

Otro aspecto importante es la cultura de evaluación: la evaluación en el centro educativo, la evaluación de docentes, la evaluación de procesos y la evaluación en general, aunque soy consciente de que todavía tenemos una frágil cultura de evaluación.

Dos temas más quisiera apuntar. Por una parte, la necesidad de continuidad de los equipos directivos, que pueden dar estabilidad a los proyectos de centro. Que haya cambios continuamente, cambios drásticos, rompe un poco lo que es un proyecto educativo y su influencia en la mejora de los aprendizajes. Por otra parte, y considero que es muy importante, tomar la lectura como una competencia fundamental, transversal y básica.

Después de la pandemia se ha manifestado la baja comprensión lectora de estudiantes de 10 a 12 años: aumentó del 55% al 65%. Un ministro de educación asistente a la reunión decía que, a él, con frecuencia, la gente de educación le iba a hablar de temas de currículum, competencias y temas muy similares, mientras que, cuando salía a la calle, las familias le decían: ministro, mi hijo o mi hija no ‘lee de corrido’. Usted habla de cosas muy raras que yo no entiendo, pero mi hija o mi hijo no ‘lee de corrido’.

¿Cuál sería el rol de los directivos dentro de las escuelas, teniendo en cuenta que el marco general les fuera favorable?

Yo creo que el directivo de la escuela tiene tres ámbitos básicos de desempeño.

Ser un líder pedagógico, que responde a un proyecto colectivo determinado y que, además, quiere que ese proyecto colectivo se lleve a buen puerto y, también, tenga resultados evidentes. Si en cualquier barrio de cualquier lugar de España hay ocho, diez, quince colegios públicos o concertados, cuando pregunta a los ciudadanos de ese barrio ¿a qué colegio quiere llevarle?, la respuesta de las personas discrimina muy bien: quiero llevarle a este colegio, porque perciben proyecto institucional, continuidad y buenos resultados, siendo importante la reputación pedagógica que haya conseguido y mantenga. Y no a otro, quizás cercano.
Ser líder de un equipo humano. Es una formación y una competencia que no se imparte habitualmente y para la que debe tener una preparación importante. Se trata de que sea capaz de gestionar un proyecto humano, un colectivo humano. Y la gente de educación parece que ese tema no va con ellos, sin considerar que un colegio con 15 a 30 profesionales cualificados exige conocimientos y dedicación, que se adquiere como los hacen los gestores de otras organizaciones.
Gestión administrativa y económica del centro educativo. No se trata de gastar más sino de gastar mejor. En esta línea, se plantea un modelo de gobernanza digital, que estamos desarrollado con el Banco Interamericano de Desarrollo de América Latina. No se trata de tener cuatro computadoras, sino generar un sistema de gobernanza digital que alivia procesos administrativos, que hace más transparente la gestión y, por lo tanto, menos posibilidades a las corrupciones.

En un cuarto nivel se puede hablar de las relaciones con la comunidad. Una relación fluida con la comunidad, que genere una vida de enriquecimiento en el centro y que consiga que la institución sea apreciada por la comunidad y que la comunidad aprecie el centro educativo.

¿Qué tipo de ayudas se están prestando a los sistemas educativos iberoamericanos para mejorar su propio funcionamiento en educación?

Cabe señalar que la OEI cumple 75 años y es el organismo más antiguo del sistema iberoamericano. Su cobertura en la región es la más importante, al estar presente en 20 países e implica ya a 3.900 personas. Podemos decir que se ha pasado la prueba de mayoría de edad, como lo ratifican dos hechos recientes de gran importancia: a) nos convertimos en organismo observador de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y b) representamos a toda América Latina en el Comité de Alta Dirección del ODS número 4 de la Agenda 2030. Por lo tanto, tenemos una clave e importante responsabilidad educativa en la región.

Las políticas de apoyo a la mejora de calidad educativa en la región son varias. Una de ellas, la más clásica, es la formación de profesorado. Trabajamos en formación continua formando a miles de docentes, aunque podemos plantearnos si realmente está cambiando el panorama del desarrollo profesional docente y de los resultados educativos.

En segundo lugar, hay otro trabajo que estamos haciendo intensamente: la creación de contenidos educativos. El mundo de los contenidos educativos ha sido un mundo que ha estado reservado al libro de texto prescrito por las editoriales o los propios ministerios de educación, pero creemos que esto ya está desapareciendo, en buena parte por la irrupción del mundo digital. En este momento, tenemos una gran capacidad para producir contenidos digitales y para una gestión digital de conocimiento.

Vinculada a la propuesta anterior, es la potenciación de modelos híbridos de formación, que es uno de los grandes proyectos que estamos trabajando en la región. En este momento, después de la pandemia, la educación digital, que era una tendencia antes de la pandemia, ha pasado a ser un hecho generalizado. Como ejemplo, quiero señalar que, en educación superior, el crecimiento de la educación presencial ha sido del 20% mientras que la educación virtual ha crecido un 86%.

No obstante, pensamos que, en educación infantil, básica, media y secundaria, la educación tiene que ser también presencial. Por eso es preciso crear sistemas híbridos que combinen sistemas presenciales y sistemas virtuales. Esta es la gran apuesta, que no es hacer lo que hicimos durante la pandemia: educación remota de emergencia.

Durante la pandemia, 182 millones de chicos y chicas se quedaron confinados en sus hogares sin ninguna atención colectiva, la mitad de ellos no tenían en sus hogares ni conectividad ni dispositivos. La cuestión es hacer que todos y todas tengan ese tipo de oferta y que sea una oferta metodológicamente construida como metodología híbrida, presencial y a distancia. Nuestra suerte es que Asamblea General de Naciones Unidas del año pasado, en la cumbre presidencial, se planteó la transformación educativa digital como tema de trabajo.

Por otra parte, tenemos un apoyo importante del Banco Interamericano de Desarrollo, que proporciona financiación importante para que ese proceso siga adelante. Dentro de poco tenemos un evento en Belén de Pará, capital de la zona amazónica de Brasil, donde el BID quiere poner en marcha un proyecto de educación digital híbrida en la Amazonía por 200 millones de dólares.

Queda en evidencia la importancia de la OEI en el desarrollo de políticas educativas. ¿Se podría destacar alguna práctica de interés en los países por los resultados que se están obteniendo?

Si, se pueden comentar algunas, dejando claro que cada país tiene cosas interesantes. Un elemento transversal es la participación en las pruebas PISA como un indicador más de los progresos en educación. Aunque no se aplica en todos los países de la región (Nicaragua, Cuba y Venezuela no participan) es una prueba de evaluación generalizada de la región, aportando un altísimo nivel de comparabilidad.

También, mencionaba el tema de la extensión de la Jornada escolar en Portugal, donde estuvo muy bien planteada. La extensión de jornada escolar se empezó a aplicar en los colegios con más bajos rendimientos, que correspondían a zonas sociales, con menor nivel de ingresos económicos.

Otros ejemplos para considerar, y de los que hay buenos/malos ejemplos en España, es la consideración que se hace de la lectura, que no puede reducirse a 20 minutos de lectura instrumental cada día. A nivel de lectura, tenemos comunidades autónomas líderes, con resultados de los mejores del mundo, como las de Castilla y León, Asturias y Cantabria. La lectura es un tema fundamental en estas regiones y una escuela que yo calificaría de muy poco politizada, de muy neutra, muy tranquila, trabajando los temas que realmente importan.

El tema de la evaluación y la falta de una cultura de evaluación también es importante y debería de tomarse como algo más cotidiano. No hay que pensar en evaluaciones punitivas. PISA es una estructura de evaluación, pero tenemos otras pruebas de evaluación que están en la región, TIMSS, PIRLS, PIAAC… Pero, además, incluso los países y los centros educativos deberían construir sus propios sistemas de evaluación, sus propios sistemas de auditoría, entre comillas. Es importante también que los centros educativos tengan su propio sistema de auditoría, que el propio centro pueda saber qué es lo que está ocurriendo dentro, qué es lo que está bien y lo que no está bien.

En definitiva, herramientas que están ahí y que hay que financiarlas. Siempre recuerdo la frase del ilustre pensador Gaspar Melchor de Jovellanos, que decía que para conseguir buenos resultados políticos hay que tener buenas ideas, buenas políticas y buena bolsa.

Y con este buen consejo para los navegantes por los sistemas y centros educativos, agradecemos el tiempo y sabiduría compartidos con nuestro entrevistado.

 

Joaquín Gairín Sallán
Universitat Autònoma de Barcelona

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